Una de las peluquerías más exclusivas de Londres, 'HARI'S', ha tenido durante mucho tiempo entre sus tratamientos estrella el 'Aberdeen Organic Bull Semen Treatment', es decir un tratamiento 'orgánico' de semen de toro.
El líquido seminal que se utilizaba era completamente real, nada de creaciones en laboratorio, y con él se preparaba una mascarilla que dejaba el pelo hidratado y nutrido durante todo un mes.
Los toros eran de la raza Aberdeen-Angus y se criaban en una granja de Cheshire aunque, para tranquilidad de los clientes, su semen era congelado antes de usarlo para así eliminar el olor.
Actualmente este tratamiento ya no está disponible, 'solo' costaba 100 libras y se presentaba como el ‘viagra’ para el pelo.
¿Se habrán quedado sin semen de toro o las vacas van más necesitadas?...
Pero tranquilas, aún tenemos otras muchas estupideces en el mercado: la baba de caracol, el caviar, el veneno de abeja, y las maravillosas heces del ruiseñor para mantener un lustroso cutis. ¡Así, como lo has leído! Las heces de ruiseñor son ricas en urea, aminoácidos y guaina (una sustancia que blanquea la piel) y desde hace cientos de años se han utilizado en Japón, pulverizadas y mezcladas con agua y salvado de arroz, para la elaboración de una mascarilla que aporta a la piel ese aspecto de porcelana blanca, suave, uniforme y luminoso.
Bueno si ya lo hacían en Japón, y todo lo nipón está de moda, tendremos que darlo por bueno.
Lo que sí ya me parece una guarrada monumental es el ámbar gris del cachalote para perfumar nuestro cuerpo.
Estos animales se alimentan de calamares y sepias, que pueden ser grandes y difíciles de digerir, así que alrededor de sus restos se acumulan secreciones intestinales del cachalote, que después son expulsadas. Esos excrementos quedan flotando en el mar, se endurecen y no se disuelven, y a veces pasan hasta 20 años hasta que son encontrados. Pues esto es el sumum para dar aroma a la perfumería actual.
Huevas de salmón para esfoliar nuestro rostro, terciopelo de cuerno de ciervo contra la disfunción sexual, secreción de las glándulas animales para oler mejor, hongos infectados para hidratar nuestro cabello, saliva de víbora para tersar la piel, etc... Estas son las mil y una excentricidades que la industria cosmética nos vende o nos intenta vender.
¿No os da un poco de asco?... Pues a mi, ¡si! ¡A saber qué guarradas no estaremos poniendo en la cara con la crema de noche!
No hay comentarios:
Publicar un comentario