ASESINATOS FUNDAMENTALISTAS

La doctora sudanesa Mariam Ishaq, de 27 años, fue condenada a muerte el pasado 15 de mayo por convertirse al cristianismo.  Ayer, día 27, dió a luz a su segundo hijo -una niña- en el hospital de la prisión donde se encuentra recluida a la espera de su ejecución. Su primer hijo, de 2 años, también vive con ella en prisión.

La talibana justicia sudanesa ha ofrecido dos años a Ishaq para amamantar a la recién nacida antes de que sea ejecutada. El abogado ha expresado su esperanza de que la pena capital sea conmutada por una condena menor, ya que, según él, hubo muchos defectos de forma en el proceso.

La salvaje e injusta condena de esta mujer ha suscitado fuertes protestas de la comunidad internacional y una campaña de peticiones en la web "change.org" para que sea revocada, que ya ha superado las 400.000 firmas.

Ishaq nunca ha profesado el islamismo ya que cuando sus padres se divorciaron ellas tenía seis meses y su madre no era musulmana, pero para estos talibanes de la "sharia" da lo mismo ya que, según ellos, la tradición islámica designa automáticamente a los hijos de varones musulmanes como seguidores también de esta religión.

El tribunal recordó que la legislación sudanesa -que toma la "sharia" (ley islámica) como fuente principal del derecho- prohíbe la conversión del islam al cristianismo (dado que en esos términos se considera apostasía) y que, por tanto, la acusada cometió adulterio al ser "nulo" su matrimonio como cristiana.

Para colmo de tanto fundamentalismo y tanta barbarie, Ishaq fue denunciada por sus propios hermanos, que la acusaron de renunciar a la religión musulmana, de abandonar hace ocho años el hogar familiar en Al Qadarif, en el este de Sudán, para estudiar la carrera de medicina y casarse luego por la iglesia cristiana con  Daniel Wany, en el 2011.

Mujer, libre, e instruída... para los fundamentalistas, ¡muerte segura! A estos bestias si se les debería condenar, pero solo a comer carne de cerdo durante todos los días del resto de su vida.