Saben inglés, tienen acceso a Internet, se manejan con fluidez por el ciberespacio y, sobre todo, tienen cultura, la llave maestra que abre puertas y derriba los muros del machismo y la intolerancia. Ellas son las mujeres musulmanas que están demostrando que se pueden seguir los preceptos del Islam y ser una mujer del siglo XXI, al menos como lo entendemos por estas tierras.
No existe ninguna excusa para negar el derecho a la educación, la justicia o la igualdad familiar a las mujeres por el simple hecho de eso, de ser mujeres. Ellas empiezan a contar, a pelear y sin pegar un tiro, porque no hay arma más letal que las palabras educación e inteligencia.
El activismo femenino árabe no es un fenómeno nuevo. Hay una larga, aunque poco conocida, historia de feministas en Egipto, Irán, India, Marruecos, Palestina o Siria; por ejemplo la marroquí Fatima Mernessi, premio Príncipe de Asturias de las Letras, toda una vida dedicada a reivindicar la educación para las mujeres como medio para sacarlas de la oscuridad a ellas y a sus propios pueblos, o la egipcia Nawal el Saadawi (foto de la izquierda), luchadora infatigable contra la ablación del clítoris; ellas, entre otras muchas, llevan años luchando por sus derechos -los de la mujer árabe- y a su lucha se unen más cada día.
Gracias a la Primavera Árabe su labor está teniendo más proyección y esto es debido a dos razones: que los medios occidentales se están fijando más en la sociedad civil árabe y que las redes sociales facilitan la comunicación directa con los activistas, sobre todo las mujeres, habitualmente menos presentes en la esfera pública.
El despertar de las mujeres en el ámbito islámico está siendo un hecho lento pero imparable, lo terrible es preguntase: ¿cuantas quedarán por el camino?...
El despertar de las mujeres en el ámbito islámico está siendo un hecho lento pero imparable, lo terrible es preguntase: ¿cuantas quedarán por el camino?...
Un ejemplo con mayúsculas es este:
¿Quien no conoce a la niña paquistaní Malala Yusafzai que ha captado la atención de occidente sobre el oscurantismo de los talibanes que impiden que las niñas vayan a la escuela a través de un blog escrito con seudónimo para la BBC cuando solo contaba con 12 años?...
Víctima de un atentado que casi le cuesta la vida, Malala se ha convertido en el buque insignia de la lucha contra la intransigencia talibán, como muchos años antes hizo Nawal el Saadawi. Hace unos años su lucha no hubiera llegado más allá de sus aldeas. Hoy sus aldeas forman parte de la globalización y, esta globalización -mala para muchas cosas- les da la fuerza y el apoyo mundial que antes no tenían.
Estas mujeres son las indomables nuevas Juanas de Arco del mundo árabe.
¿Quien no conoce a la niña paquistaní Malala Yusafzai que ha captado la atención de occidente sobre el oscurantismo de los talibanes que impiden que las niñas vayan a la escuela a través de un blog escrito con seudónimo para la BBC cuando solo contaba con 12 años?...
Víctima de un atentado que casi le cuesta la vida, Malala se ha convertido en el buque insignia de la lucha contra la intransigencia talibán, como muchos años antes hizo Nawal el Saadawi. Hace unos años su lucha no hubiera llegado más allá de sus aldeas. Hoy sus aldeas forman parte de la globalización y, esta globalización -mala para muchas cosas- les da la fuerza y el apoyo mundial que antes no tenían.
Estas mujeres son las indomables nuevas Juanas de Arco del mundo árabe.
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