
Luego cuando llegó mi adolescencia y juventud me fastidiaban el doble ya que, como estaba toda la familia, no podía salir hasta las 7 de la tarde y como tenía que volver a las 9 y media, esos días a las 10 en punto... ¡día perdido!
Como colofón llegaron las navidades matrimoniales que eran un latazo insufrible y en las que se nos repartían como bultos, un año con mis suegros y al siguiente con mis padres. Insufrible para mi ex y también para mi; pero eso pasó, la Navidad no.
La verdad es que nunca, o casi nunca, he disfrutado de estas fiestas y, posiblemente debido a ello, tampoco he sido mucho de decorar la casa en navidad. No me gustaba ni me gusta ponerlo todo patas arriba por un tan corto espacio de tiempo: el árbol, el centro de mesa, mis tres figuras antiguas del Belén, que yacen desde hace años en una caja, y la clásica ponsettia. Punto final, esa ha sido siempre mi decoración navideña.

Puede que de la navidad lo único que me gustaba fuese comprar y decorar el árbol. Siempre vigilaba que tuviese luz natural, que estuviese lo más apartado de la calefacción y que se pudiese ver desde distintos ángulos sin tener que toparme de morros con él al entrar en el salón. Me pasaba horas decorándolo, lo de desmontarlo y tirarlo a la basura ya no me gustaba en lo más mínimo y, si podía, ya no lo hacía yo.

Aquí os dejo algunas ideas que me han encantado. Bonitas, baratas, de reciclaje y cero aparatosas; con cualquiera de ellas, y el arbolito de 'Grifé & Escoda' -en mi caso- u otro parecido, será suficiente para darle espíritu navideño a toda la casa. Al fin y al cabo las fiestas duran escasamente 15 días y no hay que tirar la casa por la ventana.
1 comentario:
Estoy de acuerdo, dos detallitos, un árbol no muy grande y el Belén de tres piezas a los piés.
Ah, y a mi lo que me gusta es poner una corona navideña en la puerta. Se que es muy yanke y hortera pero ¿qué se le va a hacer?
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