Ahora que nos están bombardeando con Marilyn Monroe y sus 'gotitas' de Chanel nº5, vale la pena recordar que 1921 fue el año que vio nacer el mitificado perfume femenino por excelencia, el Chanel Nº5. Esa tarro de perfume se convirtió, once años después de la fundación de la maison Chanel, en el primer perfume de firma y alta costura.
Y tenía que ser Coco la primera en atreverse a llevar su firma a un aroma porque, al igual que en el asunto del vestir volvía a los básicos con el convencimiento de que la simplicidad es donde reside la elegancia, no dudaba de lo esencial de un perfume porque, según afirmaba ella misma, una mujer sin perfume es una mujer sin futuro.
Gabrielle Bonheur Chanel, Coco, en su vida disfrutó de sueños alcanzados y sufrió de sueños perdidos, fue del éxito al olvido, del retorno, al fracaso y de nuevo al éxito en ultramar, del amor y el desamor... “Hay tiempo para trabajar y tiempo para amar, pero no hay tiempo para nada más” dijo cuando ya hubo superado con creces su sueño de ser una modista conocida. La inefable Coco nació el 18 de agosto de 1883 a la orilla del Loira, en Saumur, y nos dejó el 10 de enero de 1971 a orillas del Sena, en París.
Una teleserie, dos largometrajes, un musical y una incontable colección de libros, entre biografías e historias de su estilo, dejan poco por descubrir del universo de Chanel y de su diseñadora.
Pero Gabrielle, o Coco, para siempre leyenda e icono de la moda, sigue presente entre nosotras a través de sus anécdotas, sus citas, y la rumorología que no deja de hacer crecer al mito.
Gabrielle Bonheur quiso ser cantante, pero gracias a una voz poco afortunada, la moda descubrió a la diseñadora más emblemática de todos los tiempos.
Mujer excepcional de la que se sabe que prefería trabajar sus diseños sobre el cuerpo de las modelos, que dar uso al papel y al lápiz.
Para ella el número de la suerte era el 5 y su flor preferida la camelia, concretamente a la Camelia Japónica Alba Plena, flor que conoció en Nantes y le fascinó por su belleza, su sobriedad y por su falta de olor. Su marchamo o marca personal siempre fueron los collares de perlas. Cortos de dos o tres vueltas o extralargos, de diez vueltas, y con nudos y adornos, pero siempre perlas. Así los lucía Coco y así los lucimos ahora.
Ya sabemos que Coco diseñaba con pasión, pero puede que no sepamos por qué sus diseños de trajes de novia desaparecieron de su pasarela. Su hermana Antoniette contrajo matrimonio y dicen que el diseño del vestido fue maravilloso, pero la desgraciada vida de su hermana y su final suicida, le quitaron las ganas de volver a diseñarlos. He ahí el motivo de su ausencia.
Coco Chanel, o Gabrielle Bonheur, nos dejó un montón de sabias citas, un sinfín de diseños, un estilo sin caducidad, el perfume -guste o no- sin parangón y, una cosa que no sabía: los zapatos bicolor, que más que una apuesta al negro y al beige, supusieron un cambio de paradigma en el diseño del calzado.
Coco Chanel, la Gran dama de la Gran moda.
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