«Mientras tenía sexo, yo lloraba y le pedía que parase. Pero no me escuchó. Tapó mi boca con su mano; no podía respirar y lloraba, pero él me usó sin importarle y yo simplemente lloré. Tengo ocho años».
Así comienza el reportaje "Muy joven para estar casada" de Stephanie Sinclair, producido por el Centro Pulitzer en asociación con National Geographic, donde se relatan las experiencias y el trabajo que desarrolla la asociación "Karma Nirvana" para ayudar a las menores que quieren ser casadas por sus padres.
"Karma Nirvana" trabaja en la actualidad en los aeropuertos de Heathrow, Liverpool y Glasgow. Pronto lo hará también en el de Birmingham, con el fin de sensibilizar a las autoridades y más en la temporada de verano en la que nos encontramos, momento idóneo ya que el colegio no está pendiente de los jóvenes.
Esta asociación británica trata así de poner remedio a una realidad que, a día de hoy, sigue dejando miles de casos en el mundo. En concreto, según los datos aportados el pasado mes de marzo por la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada día se producen 39.000 matrimonios infantiles y se calcula que 140 millones de niñas serán casadas en los próximos 7 años.
Unicef, en otro informe elaborado hace escasos meses, denuncia que, en los países en desarrollo, más de 60 millones de mujeres de entre 20 y 24 años contrajeron matrimonio o vivían en pareja antes de haber cumplido 18 años. Más de 31 millones de ellas viven en Asia meridional. La cifra aumenta en países como Bangladesh, Chad, Guinea, Malí, Níger y la República Centroafricana, donde más del 60% de las mujeres contrajeron matrimonio mucho antes de cumplir 18 años.
"Karma Nirvana", en su central de Gran Bretaña, recibe 6500 llamadas anuales relacionadas con los matrimonios infantiles.
«Cuando las víctimas potenciales llaman a nuestra organización y nos dicen que van a salir de viaje en un par de días les recomendamos que, por ejemplo, escondan una cuchara en su ropa interior. El objeto metálico escondido de esta manera, queda señalado cuando se pasa el control de pasajeros y si la víctima es menor de edad es trasladada a un lugar seguro, donde tendrá la oportunidad de denunciar lo que le ocurre sin que sus padres estén presentes, que son los que quieren obligarla a casarse», explica a la agencia AFP la directora de «Karma Nirvana», Natasha Rattu. "En otros casos les pedimos que busquen refugio en la policía del aeropuerto. Muchas lo consiguen, otras, pese a vivir en Europa, emprenden un camino sin regreso", sentencia.
7 comentarios:
Cuando leo noticias como esta, me avergüenzo de pertenecer al género masculino. ¿Y esas madres que venden a sus hijas como mercancía sexual, qué instinto maternal y de protección tienen???
Es vergonzoso que algo así se tolere en buena parte del mundo "civilizado".
Si imagino a esos sucios animales vejando a una pobre niña, se me llevan los demonios y si tuviese delante a ese cerdo y a los padres de la criatura se muy bien lo que haría; aunque esté mal pensarlo y peor decirlo, por eso mejor me callo.
Las madres y abuelas de esas niñas son MUJERES SOMETIDAS, desde que nacieron, a la voluntad de los varones de su familia. Ellas no saben lo que son los DERECHOS HUMANOS, e ignoran lo que es la LIBERTAD y el LIBRE ALBEDRÍO, por eso permiten que se haga eso con sus hijas, porque antes se lo hicieron a ellas mismas.
He discutido infinidad de veces con personas que defendían estas costumbres ABERRANTES, y entre otras cosas me han dado como excusa que la religión musulmana permite al varón tener cuantas esposas pueda mantener y que las niñas desde que tienen la menstruación ya sin adultas. Además, si esa niña es repudiada se le debe dar una dote de no se cuántas ovejas o camellos, con los cuales paga el derecho de pernada y los padres contentos.
Estamos en el SIGLO XXI, pero hay millones de mujeres que viven como en la EDAD MEDIA. No muy lejos, aquí mismo, es suficiente con cruzar el Mediterráneo.
Si son mujeres sometidas lo que deberían hacer es luchar para dejar de estar sometidas y no permitir que hagan con sus hijas lo que les hicieron a ellas.
No me vale que no tengan información y no sepan lo que hacen. Ahora lo saben, saben lo que opina el mundo de esas creencias atávicas y por eso son tan salvajes ellas como sus maridos. Indignos todos de llamarse personas.
¡Cuerpo a tierra, aterrizaje forzoso!
Yo hablando de horteradas de bañeras y me encuentro con este tema que me pone los pelos como escarpias. ¡Eso se avisa, dovel!
Es vergonzoso que en el siglo XXI aún sucedan esas barbaries. Como lo que leí ayer sobre los campos de refugiadas en Somalia. Creo que fue en El País. Míralo, es vergonzoso. Estaría bien comentarlo.
Otro horror, otra vergüenza intolerable. ¡Otra mas!!!
Todas las noticias procedentes de ciertas partes del mundo (y siempre son las mismas y de la misma nefasta religión), solo producen asco, repudia y mucha indignación.
Repito mi comentario expuesto en el tema de Somalia. No es una violación a lo bestia con nocturnidad y alevosía, es una violación con diurnidad y autorización de los padres de la víctima.
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