Como el tema va un poco unido a la restauración de masías, villas o palacetes rurales lo publico el mismo día, aunque bien podía haber ido unido en un 'todo en uno'.
Esta vez se trata de una antigua villa patricia cedida a la catedral de Guastalla en el 1673 que fue usada como posada para los peregrinos que iban a Santiago de Compostela al encontrase en uno de los caminos más importantes para el peregrinaje a los lugares santos.
Adquirida en 1855 por los hermanos Montanarini, hace unos años fue reconvertida en hotel por uno de sus descendientes que la remodeló conservando todo el encanto del antiguo ambiente: las columnas de piedra de la antigua vaquería, convertida ahora en una amplio salón con chimenea; las barandillas de piedra, los techos abovedados, las vigas vistas -al vivo o decoradas-, e incluso han podido salvar algún fresco de los techos de un par de estancias del piso superior.
Adquirida en 1855 por los hermanos Montanarini, hace unos años fue reconvertida en hotel por uno de sus descendientes que la remodeló conservando todo el encanto del antiguo ambiente: las columnas de piedra de la antigua vaquería, convertida ahora en una amplio salón con chimenea; las barandillas de piedra, los techos abovedados, las vigas vistas -al vivo o decoradas-, e incluso han podido salvar algún fresco de los techos de un par de estancias del piso superior.
Su decoración es puramente clásica, con tapices barrocos, sillones y mesas Luis XV y bonitos jarrones de porcelana china. Los diferentes sofás y sillones se acomodan en distintos rincones formando un ambiente separado del resto, donde poder leer o descansar sin estar rodeado de gente.
Las habitaciones siguen el mismo estilo clásico del hotel pero todas ellas han sido decoradas individualmente de forma cálida y acogedora; lo que, si repetimos estancia, nos da la sensación de estar en un lugar conocido pero completamente distinto.
En el restaurante, donde podemos deleitar nuestro paladar con la sabrosa y exquisita cocina italiana, hay un mueble antiguo de estilo catalán que es una joya de la ebanistería de hace un par de siglos, al igual que otros de los muebles que decoran tan singular y elegante hotel.
Ya sabéis, si algún día estáis por la región de Emilia-Romagna, en el noroeste de Italia, no dudéis de acercaros a Villarota di Luzzara, -población sita entre Mantova y Modena, cercana a Verona y a unos 70 km. de Bolonia- y visitad el palacete "Villa Montanarini" ahora convertido en hotel. Vale la pena.
2 comentarios:
Me encantan estos pequeños hoteles que son además auténticos museos.
Esta villa italiana me recuerda mucho a Villa Mazarin en Aigues Mortes, justo en el extremo sur de la Provenza francesa. Os lo recomiendo, es un enclave maravilloso. Lo conozco bien.
Si voy por el norte de Italia, visitaré ese hotel. Seguro que me va a gustar.
Muy bonito para ir a visitarlo y de paso comer, pero para alojarme me gustan los hoteles mas modernos, me dan más sensación limpieza. No tiene nada que ver, lo sé, pero cada una tiene sus manías
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