Leo en "El País" una columna firmada por Rubén García Sánchez, psicólogo especializado en sexología, género e inteligencia emocional, que actualmente trabaja sobre el tema de "nuevas masculinidades".
En su artículo escribe:
En su artículo escribe:
"Los hombres estamos cansados. La historia del patriarcado nos la sabemos muchos y la conclusión es clara: las mujeres descubrieron, hace siglos ya, que este sistema tenía los días contados y que ellas no estaban predestinadas a un campo de acción reducido, como era el hogar, para su desarrollo personal (y profesional).
Los movimientos feministas nos han demostrado, aún a pesar de ministerios que desaparecieron y medidas que cuestan ser llevadas a cabo, que son libres y tienen capacidad para hacer, simple y llanamente, lo que les plazca.
La pelota quedó en nuestro tejado. Esta historia nos pinta de malos. Se supone que los hombres hemos creado este sistema jerárquico que nos beneficia y no pretendemos ceder nuestro 'poder' por el bien social, ni por los derechos humanos, ni por la igualdad con el 'sexo débil'. Esta es la teoría, pero en la práctica nos encontramos una respuesta, sí, quizá lenta y tímida, pero constante y segura: los hombres podemos ser diferentes, queremos ser diferentes y, en definitiva, aspiramos a otro papel en esta historia.
Este cambio puede venir motivado por el hambre de justicia social o puede caer por su propio peso, atendiendo a las teorías feministas y los hechos consumados por los diferentes movimientos de mujeres. Pero, realmente, el verdadero motor del cambio es un beneficio egoísta: el papel que nos ha tocado tampoco es tan bonito. Ese 'poder' inherente al patriarcado conlleva un lado oscuro que cuesta apreciar a simple vista, pero cuando se logra ver es inevitable desear un cambio...".
No he logrado entender bien lo que pretende con este artículo, para mi, demasiado rebuscado, a veces contradictorio y un pelín farragoso que me impide saber si está por la igualdad y trata de disimularlo, o simplemente promueve un movimiento de nueva cosecha: "Las nuevas masculinidades", que tampoco tengo claro qué objetivos educacionales pretende.
Me parece que utilizando esa denominación comete el primer error. Ni la sociedad ni las mujeres necesitamos nuevos 'hombres', con los que tenemos vamos que nos matamos, aunque sería de agradecer que los cada vez menos hombres prepotentes -machitos celtibéricos- y 'super masculinos' fuesen, sobre todo, más personas, pensasen con el cerebro y escuchasen a su conciencia; solo con eso la igualdad de género estaría cantada y nos dejaríamos de reivindicaciones, feminismos, machismos, viejas y nuevas masculinidades y otras tonterías.
4 comentarios:
Hombres y mujeres debemos adaptarnos a los tiempos según van cambiando y no culparnos unos a otros de las miserias y las injusticias humanas. Igualdad de derechos y oportunidades, mucho corazón y más respeto, nada de prepotencia, desigualdad y malos tratos. Con eso y mucha educación (desde pequeños) está todo hecho.
"Se supone que los hombres hemos creado este sistema jerárquico que nos beneficia"
No se supone, señor psicólogo, se sabe desde la noche de los tiempos y la historia lo demuestra. Los hombres crearon este sistema jerárquico, el injusto y represivo patriarcado, que claro que les beneficiaba y les sigue beneficiando.
He ido a buscar su artículo completo y no he cambiado mi primera opinión tras leer el resumen que se hace aquí. Mal empieza su doctrina para los nuevos masculinos con falsas justificaciones, palabras vacías de autocrítica y un mensaje plano, lleno de palabras y frases políticamente correctas para quedar bien con hombres y mujeres.
UNA MUJER FEMENINA Y FEMINISTA
Menos palabrería, la cosa se resume a la siguiente:
Igual trabajo igual salario, sin distinción de genero, un principio elemental, que no hay mucho que explicar, pero que no se aplica. Son las contradicciones que vivimos, una cabeza un voto, pero a la hora del empleo no existe la igualdad. No tendremos plena democracia mientras en el sistema no se eliminen las injusticias hacia las mujeres
Tenéis razón Maria y mujer femenina. Está claro, son bonitas palabras y nada más.
Muchos con eso ya se sienten acordes con los tiempos pero hechos.... mas bien pocos.
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