Hoy no tengo el día para escribir sobre muebles, paridas decorativas o la moda en Zurolandia. Estoy tan gris como el día y, por eso -y también a Google-, voy a recordar un tema tan lleno de luces como de sombras.
Hoy, la mejor soprano de la historia habría cumplido 90 años. Lo tuvo todo a sus pies pero su vida estuvo tan lleva de triunfos como de llantos y sufrimiento.
La apodaron ‘La Divina’ por la grandiosidad de su voz, por su talento único para la música. Ella es Maria Callas, americana de origen griego que empezó a escribir la historia de su vida en Nueva York el 2 de diciembre de 1923.
Dicen que era apasionada y elocuente, pero una mujer de trato difícil con cierto aire prepotente y vengativo en su carácter.
Vivió sus primeros años en Nueva York y volvió a Grecia en su adolescencia, tras el divorcio de sus padres; la relación con su madre era difícil y optó por centrar su dedicación y esfuerzo al canto; su vida, tanto personal como profesionalmente, transcurrió entre Europa y América siempre cerca de los más importantes escenarios operísticos; se casó y abandonó a su marido para entregarse en los brazos de Aristóleles Onassis, el gran amor de su vida; quien a su vez la abandonó años más tarde al casarse, en octubre de 1968, con Jacky Kennedy, matrimonio que personalmente aún no he entendido.
Desde entonces Maria Callas no volvió a ser la misma y el 16 de septiembre de 1977 María se despertó en su casa de París, desayunó en la cama y fue hacia el cuarto de baño. Tenía un dolor punzante en el costado izquierdo y se desmayó. Fue llevada otra vez a la cama, llamaron al médico que residía cerca, pero ella murió antes de que llegara.
Su funeral tuvo lugar el 20 de septiembre y su cuerpo fue incinerado en el cementerio parisino de Père Lachaise. Las razones de su muerte quedan poco claras: oficialmente se trató de una «crisis cardíaca», pero no se descarta que se suicidara ingiriendo una dosis masiva de tranquilizantes, ya que su carrera artística estaba acabada, su última tournée había sido un fracaso y su añoranza por Onassis se le hacía más dura cada día.
Durante su vida cantó mejor que nadie, vivió libre, sin ataduras, pero en el amor fracasó, será por eso que nos dejó frases como: "El amor es mucho mejor cuando no estás casado" o "Las mujeres no son amigas de los hombres, por eso debemos hacernos indispensables. En todo caso tenemos el arma más poderosa en nuestras manos sólo por el hecho de ser mujeres". De poco le sirvió.
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