Si el tema de ayer no supe como digerirlo y no logré saber con el sabor de boca que debía quedarme; el de hoy, ubicado en el mismo país -la India-, me ha indignado y puesto los pelos como escarpias.
Relacionado con los matrimonios que se suceden en estos meses del año, una mujer muere cada hora a manos de su marido o familia política por no pagar suficiente dote matrimonial en la India.
En la tercera economía asiática, la prosperidad material ha acentuado estos asesinatos. El nuevo consumismo ha disparado la demanda de dinero, joyas, oro, casas o coches a entregar al novio. Uno de los métodos más recurrentes para matar a mujeres que no pagan lo requerido es: prender fuego a la esposa.
El sari, esa colorida prenda tradicional, es una trampa mortal. Arde rápido y con cinco metros de tela a su alrededor las mujeres no tienen tiempo de librarse del fuego. El marido suele declarar que su esposa sufrió un accidente mientras cocinaba. Después, busca otra mujer con la que casarse, una que ofrezca mejor dote. En la India, la combinación de tradición y modernidad conspira contra las mujeres.
Los últimos datos del Buró Nacional de Registro de Crímenes de la India indican que 8.233 mujeres fueron asesinadas en 2012 por culpa de no poder pagar la dote.
La dote se prohibió en India en 1961 . El reclamo o pago de la misma está castigado con hasta seis meses de prisión y multas de 5.000 rupias (59 euros). Pero en una nación en la que conviven varios siglos de la historia, la tradición es, en ocasiones, más poderosa que las leyes. Esta práctica se da en todos los estratos de la sociedad, niveles educativos y castas.
Para las castas más altas, con sus grandiosas y lujosas bodas, la dote representa un símbolo de estatus y prestigio. Para las clases medias supone una forma de hacerse con nuevos bienes materiales. Para los pobres es, además, una cuestión de honor; pero, por encima de todo, sobresale la avaricia de una sociedad que, a pesar del mito místico y espiritual, es profundamente materialista.
La dote tiene profundas consecuencias en la sociedad india. Sus efectos llegan hasta el embarazo con los feticidios de niñas.
El censo de 2011 confirmó que crece el rechazo contra las féminas. El ratio de sexos es de 933 niñas por cada 1.000 niños. Nunca se han abortado más niñas en la India.
El censo de 2011 confirmó que crece el rechazo contra las féminas. El ratio de sexos es de 933 niñas por cada 1.000 niños. Nunca se han abortado más niñas en la India.
Desde 1994 está prohibido que se informe del sexo del bebe a los futuros padres, pero por unas pocas rupias, el médico da a los padres un caramelo azul o rosa y así saben lo que deben hacer.
Esta es la otra cara de los matrimonios forzados de los que me hice eco ayer y en los que el novio -Tarun- parecía ser un trocito de pan, esta es la cara más salvaje de una sociedad que negocia con los matrimonios y cuida más a las vacas que a las mujeres y niñas.
¡Vaya chasco me he llevado! Siempre he creído que el pueblo indio era muy espiritual...
¡Vaya chasco me he llevado! Siempre he creído que el pueblo indio era muy espiritual...
2 comentarios:
Pues pensaba como tú, me parece que eso de convertirse en un país emergente les ha hecho más mal que bien. Demasiado cambio de golpe y demasiadas diferencias sociales. Eso, por desgracia, siempre repercute en la mujer y si son pequeñas más.
¡Que barbaridad! ¿Hasta donde puede llegar la mezquindad, la maldad y la codicia humana???
Prender fuego a su mujer porque no le han pagado la dote o para conseguir una mayor... me has dejado helada.
Este blog siempre me pilla desprevenida. Pasas de bolsos de gatos a salvajadas y crueles asesinatos de mujeres. ¡Contra, eso se avisa!!! Jo, que mal cuerpo me has dejado.
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