¡Menudo chasco! Ahora resulta que todas las adolescentes -del siglo que sean- somos o hemos sido iguales, nos quejamos de lo mismo y encima la adolescencia es un invento para definir los 'años tontos'. La juventud, la libertad y la rebeldía adolescente que creíamos que solo nos pertenecía a nosotras mismas era muy anterior nuestro tiempo. Así lo cuenta Jon Savage en "Teenage, la invención de la adolescencia".
Y yo que pensaba que había sido una rompedora en enfrentamientos, quejas y broncas con la sociedad y la familia...

Tomad nota jovenzuel@s, la juventud, la libertad y la rebeldía adolescente que solo te pertenece a ti, es anterior a tu tiempo. Es tan anterior que tiene sus propias reglas, gestadas a finales del siglo XIX, y consolidadas a mitad del siglo XX, con la Segunda Guerra Mundial. Es decir: la adolescencia tiene su propia cronología, que puede recorrerse. La originalidad, la pureza de carácter, el odio a lo adulto...todo existe desde hace tiempo inmemorial. Ni mi generación inventó nada y la vuestra aún menos. ¡No te fastidia el Savage este!...

En resumen, para este buen hombre los 70 fueron una copia de los 20. La generación que más o menos pisamos esa época no inventamos nada ni rompimos ningún molde; si encima éramos casi adolescentes, menos todavía. Prosigamos.
Lo que ahora resulta algo incuestionable en el universo adolescente -lo 'identitario' que se muestra a través de la vestimenta y la música-, se forja realmente entre 1910 y 1945.
En aquellos 35 años, la indumentaria pasa a definir al joven en su mundo y crea las primeras subculturas. Los jitterbugs, fanáticos del swing, y los zoot suiters con pinta de gangsters adquieren un estatus mítico desde el inicio: en Estados Unidos son encarcelados por sus pintas, y en la Alemania nazi son acusados de traición a la patria u homosexualidad y, en muchos casos, son ejecutados.

Sinceramente, el libro estará muy bien documentado y muy bien escrito pero la interpretación que hace de los acontecimientos y de las distintas adolescencias que han pasado durante esos años, y que por supuesto existen, le llevan a conclusiones plagadas de tópicos aunque con una pizquita de razón; pero solo una pizquita, que quede claro.
Los quinceañeros siempre parecemos iguales, es cierto, pero todos somos distintos, esa es la verdad y desde luego mi abuela a los 15 años no era como yo a la misma edad, Sr. Savage; aunque alguna vez hayamos repetido las mismas palabras y quejas.
Los quinceañeros siempre parecemos iguales, es cierto, pero todos somos distintos, esa es la verdad y desde luego mi abuela a los 15 años no era como yo a la misma edad, Sr. Savage; aunque alguna vez hayamos repetido las mismas palabras y quejas.
1 comentario:
¡Que cuerno vamos a ser iguales! Le suelto yo a mi madre, las cosas que sueltan ahora los chavales y se me cae el pelo. Quejarnos de lo mismo, vale; pero obrar... ¡menuda diferencia!
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