LOS MITOS DEL AGUA

El agua es un elemento esencial para la supervivencia del ser humano y por ello ha sido y es objeto de múltiples mitos o leyendas urbanas que, en la mayoría de los casos, tienen poco que ver con la realidad. ¿Las más populares? Que adelgaza, que es mejor la envasada que la del grifo, que es necesario beber dos litros al día, etc...

 

Vamos partes, como todas sabemos el agua (sea del grifo o embotellada) tiene cero calorías, por lo tanto ni engorda ni adelgaza, salvo que nos hinchemos a beber agua y dejemos de comer, entonces podemos adelgazar tanto que hasta podemos conseguir morirnos.  Si lo que buscamos es perder peso, 'aguarnos' no es la solución.

 

Tampoco es cierto, según acabo de leer, que el agua embotellada sea más beneficiosa para la salud y, sobre todo, para mantener nuestra piel radiante y sana. Según la OCU estas afirmaciones no tienen fundamento porque, en algunas zonas, el agua puede saber a cal pero eso no es malo. (No será 'malo' pero imbebible si lo es). "Lo de tomar aguas envasadas o premium es una moda potenciada por el propio sector y no tienen nada que ver con la salud, ni con el buen tono de la piel", advierte la portavoz de la OCU.

 

Lo que si me ha impactado es el consejo de rellenar las botellas de plástico solo tres o cuatro veces. Desde la OCU alertan de que, con el tiempo, "algunos componentes del envase de plástico pueden migran al agua. No supone un riesgo inmediato, pero no es saludable. Si queremos tener agua fresca en la nevera mejor optar por las botellas o jarras de cristal".

 

En el mismo informe se dice que debemos beber la cantidad de agua que nos pida nuestro cuerpo para calmar la sed. "El cuerpo humano dispone de mecanismos hormonales muy precisos para saber el agua extra que necesita a lo largo del día", explican y además advierten "la gente que sigue esos consejos de beber mucha agua lo único que consigue es orinar mucho más, que la orina sea muy clarita por estar llena de agua sobrante, que no limpia los riñones sino que los hace trabajar en exceso y eso no es bueno".

 

Vaya por Dios, pues nada, me voy a bajar dos jarras del estante de arriba -¡con lo bien que me iba rellenar las botellas!- y dosificaré mi 'aguamiento', para no cansar o agotar a mis queridos riñones.

 

Sinceramente, ¿acabarán algún día en ponerse acuerdo en algo y dejarán de marearnos con tantas chorradas?...